Con demasiada frecuencia me sucede que, queriendo escribir
sobre cierto tema, termino dándole a las letras y desenredando otro, así, por
las buenas, por las malas, dejando que mis Pensamientos divaguen entre mis
neuronas llenas de grietas… Grietas y hendiduras donde se esconden secretos,
ciertas ideas inconfesables, locuras extrañas, gustos raros y un sinfín de
Fantasías que, de ser descubiertas, me llevarían directa a un Manicomio. Sin
embargo… Sin embargo, siempre he creído que la Razón no es más que una Locura
Deformada, una especie de eco que nos recuerda que todo lo que se salga de lo
conocido como Normal está mal, adaptándonos a una Sociedad que exige mucho y
deja poco a la Imaginación y a la Creatividad en todos sus ámbitos, no solo en
las Artes, sino en la forma de vivir, de ver el Mundo o de sentir…
Desde que dejé de rolear (Y para quien no conozca este
término inventado por roleros alocados que tienen en su poder un Planeta a su
medida… Es lo que describe ese acto mágico de crear Historias con otras
personas y compartirlas por puro placer…) hay días que logro dormir ocho horas
seguidas y, teniendo en cuenta que, desde hace una semana ya no necesito ni
infusiones asquerosas ni Dormidina para atraer los encantos de Morfeo, es una
gran logro. ¡Joder! ¡Y tanto que lo es! Algunas madrugadas sigo teniendo
pesadillas… Otras, un montón de sueños en los que se entrelazan mis preocupaciones
con hechos estrambóticos que hace que me despierte con una expresión de “Pero…
¿Qué c*ñ*?” dibujada en el rostro, pero… Bueno, supongo que hacer las paces con
el Dios Onírico requiere su Tiempo y dosis extra de paciencia y tranquilidad…
La Semana Pasada tenía ganas de sentarme delante del
Portátil y empezar a teclear. Y no lo hice. No lo hice porque tuve cierta
confrontación entre el Corazón y la Mente, una discusión de esas en la que
Sentimientos y Pensamientos confluyen en la misma dirección, pero en las que,
sin embargo, hay cierto puntos de discrepancia que no sabes muy bien cómo
resolver. Tras un par de días dándole vueltas, el Miércoles pedí consejo a la
Cofradía del Chumineque (Nombre con el que, desde la Escapada a la Playa, se ha
bautizado al grupo de Wassap de los Perrunos… Nombre que… En fin… Es una
tontería de las gordas, marcada por un momento gracioso que no viene al caso
#SeSabe) y todos sus miembros coincidieron en que lo que debía de hacer era
pasar y…
Y aquí hay dos puntos.
El primero es que yo no suelo pedir ayuda, siempre he sido
de las de “Yo me lo guiso, yo me lo como…” y fiel servidora de eso que dice “A
lo hecho, pecho…” Pero bueno… Supongo que necesitaba que me confirmasen lo que
yo quería hacer… ¿Por qué? Pues… Porque sé que lo mejor era pasar
olímpicamente, sin embargo, en ocasiones, no tiendo a tirar por lo que debe ser
técnicamente lo mejor.
Problemas de cabezonería, de seguir los latidos de mi
Corazón hasta el Fin, aunque el Fin sea caótico… Y esas cosas… Y es justo ahí. Ahí, en los problemas con mi terquedad, con ese Músculo Pirado que llevo dentro
del pecho y que no tiende a ser muy racional la mayor parte de las veces que,
finalmente y porque seguía con el rum-rum cual coche destartalado, opté por
escribir en mi Muro de FaceBook como una especie de confesión provisional…
¡Ay! ¡Dioses! ¿Por qué? ¿Por qué no puedo callarme nunca?
Hay veces que desearía ponerme un esparadrapo en los dedos… Y luego otro en la
boca. Mi madre dice que soy una Bocas… Que digo lo que pienso, lo que siento… Y
que el Mundo no está preparado para escuchar, que a las Personitas no les gusta
la Sinceridad, pero… ¡Joder! ¿Qué hay de malo en expresar lo que uno siente? Lo
cierto es que los sentimientos se mueven, varían… Están sometidos a las
pulsaciones del Cerebro y a los latidos del Corazón… ¿Cómo evitarlos? ¿Cómo
hacer para acallar lo que uno tiene dentro? ¿Es lo correcto? ¿Es lo debido? ¿O
tenemos que dejar que todo nos estruje por dentro hasta hacernos sangrar?
El caso… El caso es que no escribí en toda la Semana… Y el
Viernes tuve una mañana fantástica. De Cuento. De Magia. De Esperanza. Fue el
Festival de Navidad en el Cole y los Pequeños estaban disfrazados, la visita de
Papá Noel repartiendo caramelos, la protección de esa Esencia Especial que
tiene esta época cuando estás rodeada de niños… Y lo cierto es que tenía
muchísisimas ganas de celebrar este año la Navidad. Muchísimas. Nunca me ha
gustado, siempre me ha parecido una Hipocresía total mostrarse amable durante
un mes, fingir que todo es Perfecto, que todo el Mundo se quiere y bla, bla,
bla…
Yo quería celebrar la Navidad. ¡Joder! Quería hacer una
entrada en el blog y llamarla “N de Navida, N de Nube, N de Nieve…” Y… ¿Por
qué? Bueno… Más que celebrar la Navidad, lo que más deseaba era celebrar los
Cambios positivos que se estaban dando en mi Vida, todo lo que he estado
ganando a pesar de las pérdidas… Porque me sentía como un Fénix que, tras haber
ardido en el Infierno de su Interior, extendía sus alas de nuevo, hermosas,
radiantes y llenas de Energía… Y volaba… Como dicen en la peli de El Exótico
Hotel Marigold: “Es cierto que la
persona que no arriesga nada no consigue nada, no tiene nada, lo único que
sabemos del Futuro es que será distinto, pero quizá nuestro temor es que
todo siga siendo igual, por eso debemos celebrar los cambios, porque como
dijo alguien una vez, al final, todo saldrá bien y si no sale bien, es que
aún no es el Final.”
Y bueno… No es que haya dejado de querer celebrar los
Cambios, pero… Me sentía… Digamos que… Se podría decir que el Viernes me sentía
Feliz. No sé… Sentía que la Vida me estaba dando la oportunidad de cambiar
muchas cosas que había estado haciendo mal hasta entonces y, de hecho, de
verdad creo que es así, creo que mi Destino se está forjando, lo estoy forjando
con Voluntad, con grandes dosis de Esfuerzo y de Pasión, con extra de ganas de
Vivir y de hacer todo lo que antes no he hecho. Y entonces… Sé que el Mundo
gira demasiado deprisa, que nunca se detiene, que lo lleva haciendo desde hace
Milenios… Siempre he sabido que la Vida cambia con un simple chispazo, un “click
metálico” que puedo provocar un ruido ensordecedor… Estaba a punto de salir por
la puerta de mi Hogar en la Ciudad de Papel, con las maletas a un lado y las
ganas de volver a Casa por Navidad, como dice el anuncio… Super Happy porque el
Domingo iba a ir a esquiar por primera vez. ¡Mi primera vez! ¡Iba a ver la
Nieve! ¡Nieve! ¡Por Dior! Hace tanto que deseo ver la Nieve… Y entonces… Mi
mami me llamó para decirme que mi Abuela Paterna estaba grave (Yo ya sabía que
estaba en el hospital, pues se había caído y se había roto la cadera en un
principio… Al final, solo ha sido un desplazamiento del hueso… ), que le había dado un ictus y que lo más probable era que, esa misma noche,
pusiésemos rumbo a Tierras Gallegas…
Me sentí muy rara de pronto. Y en lo único que podía pensar
era en la imagen de mi Abuelo Paterno, llamando por mi Abuelilla, diciéndole que
tranquila, que no pasaba nada, que Él estaría a su lado, que siempre lo estaría…
De pronto, se me vino a la cabeza esa Oración del Guerrero de la que siempre he
estado enamorada, porque para mí siempre ha sido muy especial…
"He aquí que veo
a mi padre, he aquí que veo a mi madre, a mis hermanas y mis hermanos. He aquí
que veo el linaje de mi pueblo hasta sus principios. Y he aquí que me llaman,
me piden que ocupe mi lugar entre ellos, en los atrios de Valhalla, el lugar
donde viven los valientes para siempre."
Y me parecía de lo más
absurdo ir arrastrando mi maleta por la calle, de camino a la estación, con
esas palabras resonando una y otra vez en mi Mente, rebotando dentro de mí… Una
y otra vez, imaginando las manos de mis Abuelos entrelazadas, esperando el momento de
reunirse…
El viaje en bus de
regreso lo pasé leyendo la Lección de August de R.J Palacios… Escribí un
tweet esa tarde de regreso, una cita extraída de una de sus páginas que estuvo
a punto de hacerme llorar… Aunque no sé muy bien por qué… Quizás fuese por el
Pirata, o tal vez por el Unicornio… Fuese como fuese, tuve ganas de llorar…
Pero no nos fuimos.
Había mucha niebla en Cáceres y mi padre no quería que viajásemos hasta Ourense…
Supongo que no quería estar pensando en que nos podría suceder algo a mi mamá,
a mi hermano, a Sam y a mí… Y los Milagros deben de existir, porque mi
Abuelilla se ha recuperado algo y dicen que se ríe, aunque ya no se la entienda
cuando habla… Aún así, yo voy a coger un bus en unos días y voy a subir al
Norte. Si pasa algo, si al final todo se vuelve a torcer con sus 97 años,
quiero haberme despedido antes… Necesito hacerlo. Necesito decirle, aunque
quizá ya no sepa quién soy por culpa del Alzheimer, muchas cosas que nunca
antes le he dicho… Y, además, tengo ganas de subir, tengo ganas de ir a mis
Tierras de Magia y ver a mi otra Familia.
En realidad… Quería
escribir sobre otras cosas, pero mis dedos no suelen atender a razones cuando
les doy el poder. Suelen hacer lo que quieren, suelen saber qué siento antes de
que lo sienta, saben expresarse mucho mejor de lo que lo hace mi Voz…
En realidad…
Esta mañana me he
despertado muy temprano. Se estaba tan calentito bajo el nórdico, tan a gustito
con Sam remoloneando bajo la manta, pegando a mi pierna, con esa respiración
tan suave, tan tranquila, tan pausada… Que no me apetecía salir de mi bunker,
así que he extendido la mano, he cogido La Lección de August y he recuperado
una vieja costumbre que tenía cuando era una enana: Leer antes de levantarme.
Entonces, leyendo y
leyendo este Mágico Libro que, al igual que Ciudades de Papel, se ha convertido
en una Historia muy especial para mí, me he topado con este párrafo:
Sentirse culpable por
ser Humano. Por sentir. Por tener Miedos, por tener Sombras dentro de nosotros,
por ser Oscuridad en muchas ocasiones, por no saber cómo enfrentarnos a
nuestros Fantasmas…
Tengo mis Miedos.
Cuando la Negatividad me puede y todo parece un pozo muy, muy oscuro, reconozco
que me sale un lado un tanto (por no decir mucho) autodestructivo, en el que
soy capaz de ser un Huracán demasiado caótico, demasiado extremista… Sé que, en
muchas ocasiones, me pueden las Emociones, que aprender a manejarlas y a
controlarlas está suponiendo un gran reto en el que, a veces, me siento muy
perdida, y en el que, en otras, me domino un poco más.
Somos nuestros peores
enemigos. Lo somos. Y nuestros mejores aliados también.
No sé muy bien cómo
expresar lo que siento… Darme cuenta de que muchos de mis problemas estaban
provocados por mi incapacidad para reconciliarme no solo conmigo misma, sino
con el Pasado, con un Pasado que siempre he tenido grabado a fuego dentro de Mí…
Un Dolor que se hizo muy fuerte, que ha marcado siempre quien soy, lo que soy…
Ha sido como un shock, una especie de extraño descubrimiento… Y no me lo
esperaba. No. No me lo esperaba.
Sé que lo he
comprendido muy tarde. Tengo 29 años. 29 años… Y he tardado muchos años, pero
muchísimos, en entender que debía perdonar a mi Hermano Pequeño por todo el
Dolor que me causó. Dolor, vivencias, experiencias y momentos que durante más
de una década he tenido agarrados como una puta garrapata en mi Corazón, que
provocaron que me sintiera un Patito Feo, que hundieron mi autoestima… Perdón.
¿Cómo iba yo a imaginar que el perdón pudiese traerme tanta paz? Y es difícil,
y es complicado… Asumir que, incluso cuando Él decidió cambiar, aceptando que
no había sido el mejor hermano del Mundo Mundial, no pude darle ni una sola
oportunidad, cegada, anclada a esos Recuerdos sin los que no podía avanzar…
He tardado muchos años…
Sí. No solo en perdonarle a Él, sino en perdonar a mis Papis por considerarme
lo suficientemente fuerte como para poder desenvolverme por mí misma, sin
necesidad de ayuda… Y la necesitaba… Una adolescente que se encerraba en su
Mundo de Fantasía para sobrevivir a las Noches de Soledad, una joven que pedía
prestados los Manuales del Dungeon & Dragon y que fue forjando así a la
Frikaza que es, una niña-mujer que quiso ser un Dragón, por miedo a ser quien
era, oculta tras las escamas de ónice…
Y hoy escribo… Escribo…
Escribo y sigo haciéndome preguntas sobre el Mundo, sobre el Corazón y la Mente…
Y me las seguiré haciendo siempre…
Escribo y escucho
canciones tontas. Y canciones que me recuerdan a otra época. A mi época de
Indomable, de Invencible… Y lo que sé es que sí, que soy Indomable, más terca
que una mula… Quizás no sea Invencible, pero sí Luchadora, sí Soñadora… Quizás
no sea Buena, quizás no sea la más dulce, ni la mejor barca del Mar… Pero…
¿Quién lo es?
“Lejanía me haces
bien, ya puedo respirar…”
La Lejanía, la
Distancia… Me permitió tener otra perspectiva, ver distintos matices del Mundo
que se me escapaban… ¿Hice lo correcto? ¿Quién sabe? Pero hice lo que me pidió
el Corazón para no sufrir, lo que me pidió mi Alma para resistir… En definitiva, para vivir como quería vivir, como quiero vivir...
No dejaré de creer que
existen conexiones entre los Seres Humanos.
No dejaré de creer en
el Amor y en todas sus Fuerzas, y en sus Luchas, y en los Milagros...
No dejaré de creer que
las Almas Gemelas existen.
No dejaré de mandar
mensajes a las Estrellas en los que se lean: “¡Eh! No te rindas… ¡Sigue
buscándome! Porque yo no pararé hasta que te encuentre…”
Campanilla eres toda una caja de sorpresas. :)
ResponderEliminarTu texto tiene partes que perfectamente podrían ser mías. Yo también soy un "yo me lo guiso, yo me lo como..." de la vida, para bien o para mal. Hablas de temas a los que yo también le doy vueltas, errores, perdonar, avanzar, seguir adelante. Mencionas experiencias, sensaciones que explicas y con las que me llego a sentir identificado, no te digo al cien por cien pero las entiendo como si las hubiese escrito yo. Ahora comprendo lo curioso y extraño que te pareció mi entrada, ya te digo si lo comprendo ¡Caray! Y el final... bueno... lo llegamos a hacer a aposta y no nos sale. Simplemente increíble.
Posdata: Yo también tengo familia gallega, así que ojalá tu abuela esté mejor.
Posdata 2: La segunda parte del hotel Marigold sale dentro de poco por si no lo sabes. ;)