Las dos jarras de cerveza se miraban de frente, a punto de comenzar un Duelo a filo de Espuma. Heladas, como las Miradas que se desafiaban a cada extremo de la mesa, se estremecían entre las voces de los parroquianos habituales del "Gato Tuerto".
Seren, quién le había dado una patada hacía años a su título de Lady, acariciaba el preciado metal que protegían sus dedos, mientras sopesaba si darle un trago a la amarga cerveza o verter su contenido contra el rostro del Hombre que la había citado en aquella Taberna.
Arvid estudiaba a Lady Seren sin disimulo, atento a cada cambio en su Respiración, disfrutando de las Luces que bailaban en sus ojos, cuando uno de sus Pensamientos parecía cambiar bruscamente de Dirección. A modo de escudo, se llevó la jarra a la boca y, con la tranquilidad de rastreador que poseía, permitió que el líquido se deslizase con lentitud por su garganta, eternizando el tenso momento.
- Creí que no os volvería a ver. Tras la Caída de Gamli, desaparecisteis.
- Era necesario... Seren... Pertenezco a la Orden. No podía quedarme.
- Y... ¿Por qué habéis vuelto?
- Por vos. Los Ancianos saben que nunca hubiéramos podido destronar a Gamli sin vuestra ayuda.
- Era mi padre. Arvid. Gamli era mi padre. Y, si os ayudé, fue porque... Porque había muchas Vidas Inocentes en juego.
- Lo sé. Lo saben. Lo sabemos... Por eso os he estado buscando. Quieren que os unáis a la Orden.
- ¿Y vos? ¿Qué queréis vos?
- ¿Acaso importa?
- Importa.
Las dos jarras de cerveza se miraron de nuevo, frente a frente, a punto de comenzar un Duelo a Filo de Espuma. Dueñas de un Elixir de la Verdad Alcoholizado, sabían desatar Lenguas y enredar Corazones.
- Hubiera deseado desaparecer con Vos, alejarme de la Orden y que esta conversación nunca hubiera tenido lugar.
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