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Cernunnos

Un intrincado laberinto de tatuajes tribales decoraba su Piel. Dibujos que mutaban con cada Estación, cambiando formas y colores: Azul gélido cuando se acercaba el Invierno; Verde esperanza al estallar la Primavera; Aguamarina con la llegada del Verano y amarillo anaranjado al inicio del Otoño. La larga melena castaña, adornada con trencitas, rastas y abalorios de hueso, hacía juego con sus iris color ámbar, dotando a su Rostro de un brutal Atractivo Animal. Su cuerpo, semioculto por tejidos de piel de lobo y cuero, desprendía un ligero aroma a tierra mojada. Todo en Él era Humano, salvo las regias Astas de Ciervo que coronaban su cabeza: Dos protuberancias magníficas, recubiertas de un delicado terciopelo, que surgían de su cráneo, ramificándose con una Belleza Salvaje. 


Jamás olvidaré la primera vez que lo vi... Alto y esbelto, parecía surgido de las entrañas de un mito fantástico. Recuerdo que... Recuerdo que tuve que parpadear varias veces, guardarme un suspiro y morderme el labio para no gritar. Él, fingiéndose ajeno a mi presencia, observaba cómo los árboles del Bosque danzaban al compás del Viento del Norte. Aquel atardecer, recorrí los senderos, que me llevaban de vuelta a la Aldea, con la intensa sensación de que, después de tantos años devorando novelas épicas, había perdido la Cordura por completo. Sin embargo, movida por un extraño pálpito en el Corazón, regresé al día siguiente, a la misma hora y al mismo lugar. 


Y continué regresando y regresando... Al principio, a la misma hora y al mismo lugar. Pero, con el paso de los años, Cernunnos sabía muy bien en qué Bosque o Montaña encontrarme y cómo ocultarse cuando iba acompañada. 


Me gustaba sentir su Presencia y, cuando la Naturaleza reclamaba al Dios Astado y me pasaba meses sin verle, le extrañaba a rabiar. 


Junto a Cernunnos, descubrí los Secretos de la Noche de Beltane y dancé alrededor de Hogueras Mágicas. Desnudé mi Alma y comprendí que, en mi interior, dormía una Guerrera de la Tribu de los Pictos. Y, a través de su Nostalgia, reviví el mayor levantamiento de Britania contra la ocupación de Roma, acompañando a Boudica en sus Batallas. 


Adorada Deidad del Panteón Celta, Cernunnos llevaba toda una Eternidad siendo el Señor De Las Bestias. Y, a pesar de que ya no se consideraba a sí mismo un Dios, no podía olvidar que, hacía muchos Siglos atrás, los Druidas hacían Sacrificios en su Honor. 


Hace semanas que no nos encontramos, pero... Hoy brilla el Sol y huele a Tierra Mojada. 




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