Descontrolada, la puerta golpeó un par
de veces, quejándose por una corriente que no existía. Pequeños
pasitos destartalados se arrastraron por el suelo, manteniendo un
equilibrio que resultaba de lo más costoso, debido a la rigidez que
la obligaba a caminar muy derecha. Posó su fría manita sobre el
tirador del armario y lo abrió ilusionada, mostrando su sonrisa
infantil.
- ¡Te encontré!
La Pequeña no gritó. Sentía pánico
cada vez que, aquellos ojitos de cristal azul, la miraban sin ver, la
veían sin mirar.
Una tarde más, su Muñeca de Comunión
la había vuelto a ganar jugando al Escondite.
Nota: Primer MicroCuento para el CONCURSO DE MICROCUENTOS "MICROTERROR II" de EL CÍRCULO DE ESCRITORES.
Ayyyy terrorífico. Qué miedo me dan las muñecas. Debe de ser algún terror de infancia o algo. Desde luego no jugaría al escondite don ellas. Un besillo.
ResponderEliminar¡María!
Eliminar¡A mi también! Bueno... Las Monster y todas las que están saliendo ahora, con su look tan gótico y estrafalario, ¡pues no! Peeeero... Las de porcelana, las antigua, las que parecen que tienen vida propia... Esas... ¡Con esas no puedo! ¡Dan muuucho mal rollo! ¡Como esta de la Comunión! Que no he puesto la foto que he encontrado, porque me da grimilla... u.u
¡Yo tampoco jugaría al escondite! #SeSabe
¡Besitoooos! ;)
Terror en tu sensacional "mundo de las piruletas". Me encanta esa mezcla de escena terrorífica con esa narrativa fresca y vivaracha. Una delicia de susto, Campanilla.
ResponderEliminar¡Abrazo, apañera! ;)
xDDD Mi Mundo de las Piruletas a veces se vuelve un tanto tétrico... ¡Hasta las arañas se pegan al caramelo rojo sangre! ;P
EliminarEs que... Al fin y al cabo... Aunque la Muñeca sea una cabrita de la leche... ¡Es tan infantil! Que era necesario darle algo de alegría macabra... ¡En sus ratos libres también juegan a las casitas! xDDD
¡Besines, Edgar! ;)
Ayy! Qué miedo!. En mi comunión, no recuerdo quién me regaló un muñeco con las extremidades y la cabeza de porcelana, para más, era un payaso. Mi madre, no se por qué (aún me lo pregunto) me lo colgó en la pared justo enfrente de la cama. Cuando entraba algo de claridad justo reflejaba en su calva y yo... Menudas noches pasaba! Qué susto!
ResponderEliminar¡Joder! ¡Qué miedo! ¡A mí me da más mal rollo ese Payasete! ¡Qué tétrico! ¡Qué todo! Yo habría sido incapaz de dormir... De hecho, nunca me han gustado los Payasos... Ni cierto tipos de cuadros que te ponen la piel de pollo por muy infantiles que sean... u.u
EliminarEsta Muñeca... ¿Cómo iba a saber que las Muñecas no tienen vida? A lo Bud Light Year al principio de Toy Story... ;)
¡Besazoooos, Eva!
¡Asias por pasarte por mi Nevera Sangrienta! ^w^
Excelente Campanilla.
ResponderEliminarEstos muñecos son de lo más macabro.
Bien condensado, en pocas palabras has creado el climax, y la resolución ha sido genial.
Un saludo
¡Aiiix! ¡Oscar! ;)
Eliminar¡Asias!
Y sí... ¡Estos Muñecotes nuestros no saben lo terroríficos que pueden llegar a ser!
¡Besines! ;)
Aterrador final inesperado. Hiela la sangre. Un juego entre una niña y su muñeca, pero aunque dejas sutiles pistas que me han encantado, ¿quién iba a imaginar que ese cuerpo rígido y esos ojitos de cristal azul no pertenecían a una persona? Lo primero podía deberse a un tipo de enfermedad y lo segunda una metáfora, así que, ese final, nos pilla por sorpresa y nos congela el alma.
ResponderEliminarUn abrazo, Campanilla.
¡Ricardo! ;)
EliminarPuuues... ¡Le estuve dando vueltas! ¡Muchas! Y no quería que se supiera desde el principio que era una Muñeca... Sino que fuese algo más infantil, más juguetón, que tuviese ese toque tierno que todo niño debe tener... No sé por qué, pero para hacer los movimientos de la Muñequita me inspiré en los Juguete de Toy Story, de esa rigidez que parece acompañar a Barbie y a Ken... ;)
Y el final... ¡Te encontré! ¡Da miedito! ¡Pobre Cría! Seguro que tiene un cajón donde guarda a todos sus muñecotes... Por si las moscas...
¡Besitines! ;)
Jolines, y seguro que fue un regalo hecho con buena intención de algún familiar... Muñecas como esas mejor lejos!!
ResponderEliminarEstupendo y original relato, Campanilla, por momentos he visto esos ojos azules de plástico frente a los míos...
Un besote, guapa!!
¡Julia! ;)
EliminarNo te extrañe... Supongo que nadie podía imaginarse que, tras la dulce y cándida sonrisa de la Muñequita, se escondía un Ser a la que le gustaba jugar al Escondite... O tal vez... Era un Espíritu que no podía salir de su recipiente... ¿Quién sabe?
El problema no es haber visto los ojos azules... ¡Sino que hayan pestañeado! ;P
¡Muchos Besitines! *-*
Me ha recordado a las muñecas de porcelana, que no sé por qué razón no las puedo tener cerca. Muy bueno. Un saludo
ResponderEliminar¡Hola Skuld!
EliminarA mí me pasa igual... ¡No las soporto! ¡Siempre me han parecido de lo más tétricas! Parece que van a girar la cabecita y te van a mirar con esos ojitos de cristal... Vamos... ¡Qué dan miedo!
¡Gracias por leerme! ¡Y por dejar tu comentario!
¡Besines! ;)
Muy buen micro, Campanilla. Algunas muñecas dan miedo, sobre todo las que son tan buenas jugando a las escondidas.
ResponderEliminarUn abrazo!
¡Muchas gracias, Federico!
EliminarEspecialmente porque eres uno de los Maestros Del Terror... ¡Siempre pones la piel de pollo! ;)
¡Ya te digo! Quizás no solo le gustaba jugar al Esondite... A lo mejor, también era aficionada al "Corre-que-te-pillo"...
¡Besitos! *-*
Excelente microrrelato. El final me dejó con una sensación de horrenda tristeza por esa pobre niña. Saludos...
ResponderEliminar¡Gracias Jorge! ;)
EliminarSipi... Pobre Cría... ¡Estaba muerta de miedo! ¡Cómo es lógico! Pero... ¿Y la Muñeca? Tal vez no supiera que estaba viva, tal vez no sabía que hacía "algo malo", tal vez solo quería jugar...
¡Besazos!
Muy bien pensado. Me ha encantado. Saludos
ResponderEliminar¡Muchas gracias, Paola!
Eliminar¡Me encanta que te encante! #SeSabe
¡Besitos! ;)
Que buen cuento, un final inpensado que logra erizarte la piel.
ResponderEliminar¡¡Aiiix!! ¡¡Asias!!
Eliminar¡Es bueno! ¡Es bueno que se te erice la piel! ¡Pero mucho! Eso quiere decir que he conseguido mi objetivo ;)
¡Gracias por pasarte!
¡Besis!
Que buen cuento, un final inpensado que logra erizarte la piel.
ResponderEliminarPD: Un final inpensado... Quizás no fue el final ^^
EliminarY cada vez veo más justificada mi total desconfianza a ese tipo de muñecas, le haré leer tu relato a todos aquellos que no concuerden conmigo para que vean que no estoy loco (bueno... quizás un poco... pero ese no es el punto ja ja ja)
ResponderEliminarUn relato bastante aterrador con un final que te hace ver para tras por si no hay una de esas muñecas detrás de ti.
Saludos.
¡Felipe!
EliminarPobre Muñeca... ¿Es que nadie va a pensar en sus Sentimientos? ;P
¡Que sí! Que es cierto que da muy, pero muy mal rollo... Andando por los pasillos, arrastrando sus piececines por el suelo... Rígida... Pero... ¡Yo que sé!
Y sí... Aunque... `¡También saldría corriendo si me la encontrase!
¡Besazos! ;)
jajaja, maldita muñeca. La mía que venía a juego con una diadema horrorosa la tiré a la basura en cuanto me dieron la bici el mismo día, ajja. Terrorífico!!!!! Besos guapa
ResponderEliminar¡Ana Guapa! ;)
Eliminar¡¡Aiiiix!! ¡¡Qué desconsideración!! ¡¡Tirar a la Muñeca!! Seguro que tuvo un trauma de por vida... Y tuvo que ir al Psicólogo de Juguetes por abandono... ;P
¡Maldita Muñeca! ¡Solo quería jugar al Escondite! xDD
¡Besitoooos! ;)