La Oscuridad reinaba la madrugada que me coló en el
gimnasio, forrado de Negro para mimetizarme con las Sombras. Me sentí poderoso
y peligroso, excitado y caótico. Un poco mareado también, quizás… Quizás fuese
que tenía el estómago vacío y un ligero cosquilleo en los dedos, embadurnados
con una sustancia cálida y ferrosa. Aunque… ¡No importaba! Al menos, el Dolor
hacía un buen rato que había desaparecido. Además, sentía alivio, mucho alivio.
¿Desesperación? Ñe… No. No había desesperación en mi interior. Puede que un poco de temor… Sí.
Quizás estaba algo asustado… Al fin y al cabo uno no desaparece todos los Días
de su Vida.
Era raro. Muy extraño. Recuerdo poco de aquella noche. Muy
poco. Ser un bulto. ¡Sí! ¡Tenía la sensación de ser un bulto! ¡Un bulto
flotando de manera destartalada en el viento! Hasta… ¡Hasta que sonó un
“Plooof” seco! Y, entonces, me dolió un poco la cabeza. Aunque… ¿Era posible que
me doliese algo a esas alturas? Tal vez fuese como ese Síndrome del Miembro
Amputado, esa sensación de que sigues sintiendo una parta de tu cuerpo después
de haberla perdido… Pero… ¡Un momento! ¡Si ni siquiera estaba seguro de haber
perdido mi cabeza! ¿O sí? ¡Maldita sea! ¡Ahí estaba otra vez el desconcierto!
Debí dejarme el desodorante olvidado en la bolsa de aseo…
¡El hedor era nauseabundo! ¡En serio! Siempre había cuidado de mi higiene
personal al máximo, de hecho, tenía cierto punto de “metro-sexual”… ¡Aunque
solo fuesen un par de centímetros! ¡Leches! ¿Por qué me había vuelto tan
descuidado? ¡Era insoportable! Y cada semana… ¡Cada semana era peor! Aquel
rinconcito que se había convertido en mi refugio hedía como un pedete de
Demonio tras haber ingerido una buena fabada… ¡Asqueroso! ¡Una ducha! ¡Daría
todo lo que ya no tenía por una ducha!
¿Cómo he estado viviendo en este estado lamentable de descomposición? ¡En
serio! ¿Cómo nadie se daba cuenta?
¡Ay! ¡Ay! ¡Y las risas! ¡Y los gritos! ¡Y los golpes! Todos
a la vez, de uno en uno. ¡Zas! ¡Zas! ¡Zas! ¡Nunca nadie me había pegado con
tanta saña! ¡Y rabia! ¡Zas! ¡Zas! ¡Zas! De vez en cuando, escuchaba un
“¡Cabrón!” salir de una voz femenina, que perdía toda su dulzura cuando me atizaba
con el guante, “¡Cabrón!” repetía herida, buscando la forma de aniquilar los
recuerdos de aquel Macho Cabrío al que no debía tener en alta estima. Pobre…
Pensaba yo, pobre animalito… Si te llega a pillar… ¡Te quedas sin hombría! Y,
en el mejor de los casos, ¡solo sin hígado!
En ocasiones les respondía, dejaba escapar un “¡Joder! ¡Qué
estoy aquí! ¿Vale? ¡Ya sé que huelo mal! Pero no hace falta que lo pregonéis!”,
pero nunca importaba. Una y otra vez la misma frase. ¡Y nadie hacía nada!
¡Nunca!
Debo suponer que, con el tiempo, logré mimetizarme con el
entorno, dejé flotar mi Espíritu… Y, cuando me enfurruñaba, cogía aire y volvía
mi interior de acero, para joderles un poquitín, ¡para que pudiesen sentir lo
que me dolía a mí!
Y un día… Bueno… Entre tanto bestia tratando de arreglar sus
problemas con el Mundo a base de puñetazos, el saco de Boxeo se rompió y se me
escapó una falange, la mandíbula, un fémur…
¡Vamos! ¡Qué di con mis Huesos en el frío suelo! ¡Por fin!
Todos alucinaron. ¡Tantas risas! ¡Tantas y tantas bromas con
que había un Muerto encerrado en el saco de Boxeo! Y al final… ¡Qué curioso!
¡Tenían razón! ¡Allí estaba yo! ¡Muerto! ¡Qué risa! ¿Verdad? Ya no se reían…
Pero yo sí. ¿Qué queréis que os diga? ¡Me hizo gracia!
Ahora… Estoy en una caja forrada de verde gusanito… ¡Verde
gusanito! Supongo que es porque en la otra Vida me dedicaba a disfrazarme con
un traje enterizo, verde brillante, y me gustaba hacer la croqueta ladera
abajo… ¿Qué? ¡Todo el mundo tiene sus rarezas! ¡Hasta un prestigioso abogado
como yo! ¡Y ahí estuvo el error! ¡Nunca debí simpatizar con aquella psicópata y
sus juegos! ¡Nunca debí enamorarme de una Chica a la que le gustaba ponerse un
traje de látex negro! ¡Mi afligida novia! ¡Mi afligida novia pagando mi
entierro! ¡Libre!
Ayer vino a visitarme al Cementerio… Dice que hay un nuevo
saco de Boxeo en el gimnasio… Me pregunto si le gritará “¡Cabrón!”.
Dedicado a mis compis de Boxeo y al puñetero saco… ¡Qué
huele que apesta! xDD
jajaja, por el final. El relato es maravilloso, me alegro de haberte descubierto Campanilla. Besos y feliz fin de semana
ResponderEliminar¡Capitán! ^^
Eliminar¡Ay! ¡Que me sacas los colores! ¡Ahora seré un Tomatito! ;P
¡Muuuuchas Gracias!
Aunque... La culpa es el del saco... ¡Sin ese fétido aroma nunca se me habría ocurrido esto! xD
¡Besis! ;)
Mierda!!jiji y yo con ganas de levantar a puñetazos:(...me dio risa,rabia y algo de miedo...tanto junto en tu relato?F A N T A S T I CO!<3
ResponderEliminar¡¡Ady!! *-*
Eliminar¡¡Líate a puñetazos!! ¡¡Saca la rabia!! ¡¡Haz un saco de Boxeo con forma de ese cabrito que te partió el Corazón!! Ya verás... ¡¡Ya verás qué a gustito cuando le des de puñetazos!! ;P
Pero con cuidado... ¿Sí?
¡¡Besis!! ;)
Ohh...se me olvidaba...por estos dias retomo mis practicas de gimnasia y pesas...a ver si meto mas cosas en la cabezaXD...el bosexo siempre me llamó la atención...mmmm me dejas pensando...
ResponderEliminar¡¡Golpea!! ¡¡Golpea!!
EliminarEl gym está bien... Pero... Me resulta muy aburrido si hago lo típico y termino abandonando siempre... u.u Soy muy negada para los deportes, pero, ¡leches! El Boxeo... ¡Gran descubrimiento! ;)
Bo s3xo?..boxeo...jiji
ResponderEliminarEmm... xDDDDD
EliminarMe dejas sin saber qué decir... xDDDD
Brutal Campanilla, me has dejado de pasta de boniato! Disfruto leyéndote, dale duro! Zas! Zas! Zas! Abrazooo!!!
ResponderEliminarxDDD ¿De pasta de boniato? xDDD Así se quedó el pobre abogado... ¡¡Aiiiixxx!! ¡¡Qué mala suerte tuvo!! xDDD Podía haber sido peor y terminar disecado... ¡A saber! xDDD
Eliminar¡Me alegra que te haya brutalizado! ;P
¡¡Besines!! ;)
Jijiji Campanilla genial. me ha encantado. Muy original. Pobre hombre y vaya novia, por lo menos paga el funeral. Un besillo.
ResponderEliminar¡María! ^^
Eliminar¡Gracias! ¡Muchas Gracias!
Sep... ¡Menos mal! Al menos tuvo el detalle de darle un entierro digno... Por segunda vez... xDDD
¡¡Besines!! ;)
Qué mal sientan las malas compañías, y los malos amores ni te cuento!! jajajajja. Originalidad en estado puro, un relato muy TU... me encantó!!
ResponderEliminarUn beso de lunes, guapa!!
¡Ay! Julia... ¡Perdóname por tardar en contestar al comentario! u.u Me lío leyendo todas vuestras cositas y luego se me pasa... ¡Soy un desastre total!
Eliminar¡Poooo zi! Las malas compañías sientan muy mal, además, nunca sabes dónde puedas acabar... ¡Mira este pobre! xDDD
¡Aiiiix! ¡Muuuchas gracias por pasarte por aquí! ¡Y me encanta cuando dices que es "muy yo"! *-*
¡Besines de Domingo! ;)
Seguro que pesaba como un muerto el saco, jajajaja!! Qué bien rodeas y rodeas y envuelves las historias hasta esos finales impredecibles!!
ResponderEliminarMe encantó Campanilla!! Besazos!!
¡El saco pesaba sí! Lo que me sorprende es que no se fijasen en los ruidos que hacían los huesecitos... xDDD
Eliminar¡Ay! ¡Ángela! ¡Qué importante es tu opinión para mí! ^^ Tanto, que solo te puedo dar las gracias por pasarte y dedicarme un ratico de tiempo... *-*
¡Nos vemos en Bambala!
¡Besitines Guapi! ;)
Un relato alucinante, entretenido, hasta divertido pero sobre todo muy muy original. Nunca he ido a un gimnasio (qué vergüenza, no?) ni mucho menos he practicado boxeo pero si ahora estuviera frente a un saco de boxeo me lo miraría con una mezcla de aprensión y simpatía.
ResponderEliminarMe ha encantado leerte.
Un abrazo de púgil, Campanilla.
¡Josep! ^^
EliminarSi te sirve... Yo tampoco he sido mucho de hacer deporte, hasta que en octubre tuve una ida de pinza de esas mías y me apunté a Boxeo... ¡No había nada más suave! xDDD Pero le he cogido el gusto... Además, ¡se te quitan todos los males cuando le das un par de puñetazos al saco! ¡Te quedas como nuevo! *-*
¡Muuuuuchas gracias por este ratito para leerme! ¡Y por tu genial comentario! ¡Cositas así me alegran mucho mis días!
¡Besines! ;)