Querida Lía: Siete años. Ya han pasado siete años. Y, todavía, siento palpitar la Cicatriz debajo de mi Pecho. De vez en cuando, me visitan los Fantasmas que hacían mis Madrugadas Eternas y que pactaban con Morfeo para no dejarme dormir. Y, si cierro los ojos con mucha, pero mucha Fuerza, puedo escuchar mis Puños golpeando con Rabia el colchón y los Gritos que mi Garganta no podía emitir. Siete años… Y no he sido capaz de volver a leer… De volver a leerme. ¿Cómo regresar a esas Palabras en las que Él lo inundó Todo hasta ahogarme? ¿Cómo? ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo leer a quién era Yo entonces? A ese Yo que borraba la Tinta de sus Letras con Lágrimas. A ese Yo perdido. Sin rumbo. Destartalado. Y dolorido. Ochenta y cuatro meses después. Tres relaciones fallidas. Una Micro-Historia de Amor de Verano. Y dos Amores Platónicos. Tres relaciones fallidas. Pero… ¿Cómo no iban a serlo? Si, por aquel entonces, ni tan siquiera podía quererme a mí misma. Ni mirarme en el Espejo.