“Suspiró. Uno a uno, dejó que todo los Suspiros que tenía agarrotados entre Corazón y Alma se marchasen hacia un Infinito plagado de Estrellas. Suspiró y, posicionando sus Dedos sobre el teclado de su ordenador portátil, se reconcilió con sus Letras Suicidas, aquellas que se retorcían de mil maneras para decir lo más simple. Suspiró… Aún le temblaba el pulso, sentía la inconsciencia de su Mente vagabundear de un lado a otro, devolviéndole el mareo que la había asaltado minutos antes. Y, a pesar de ello, se enfrentó a sí misma. De la única manera que sabía hacerlo: Escribiendo. Escribiendo… Escribiendo… Escribiendo… Lloró. Una a una, dejó que todas las Lágrimas que se arremolinaban en el Limbo de su Cerebro se derritiesen, permitiendo al Invierno que la había estado protegiendo, llegar a su Fin. Lloró y, dejando que las Palabras cobrasen Vida, se sintió extraña. Rara, fuera de sí, y, al mismo tiempo, dentro, tan dentro que no sabía cómo enfr...