Las Letras Suicidas

Decidí que la Fuerza debía brillar desde Dentro,  tan radiante, fluorescente y purpurinosa  como fuese posible... Decidí que Monstruo y Hada bailarían a la par, sin soltarse,  pues el Monstruito sabía de dónde sacar la Luz que inundaba su Oscuridad... Y el Hada entendía el Arte de la Magia más Mágica que Yo pudiese necesitar. Decidí que las Lágrimas que deseaban salir para anegarme, se transformarían en Agua sin Sal para regar el Bosque de mi Imaginación. Decidí no desesperar,  a pesar de que ansiaba desesperarme,  cual Corazón preso en una Cárcel de Huesos. Decidí que... Decidí decidir. Publicado en mi Cara-Libro   Las Letras Suicidas (5 de Marzo del 2018) PensaViento I PensaViento II PensaViento IV PensaViento V

“Nunca me dio Miedo no existir. No formar parte de Nada, salvo de la Espuma de Mar que me hacía Tatuajes en la Piel siendo una cría. Me daba igual ser una Leyenda, un Ser Mitológico o un Cuento de Andersen. Todo. Absolutamente todo parecía diluirse cuando, sobre las escamas tornasoladas en púrpura de mi cola de pez, los rayos del sol danzaban hasta morir en miles de colores distintos. No existían preocupaciones en esos instantes. Lejos, muy lejos, parecían quedar aquellos Horribles Siglos de Caza de Sirenas. De Pócimas Milagrosas fabricadas con nuestra Sangre. De Filtros de Amor elaborados con el Corazón Zafiro de una de los Nuestras… Todo… Todo desaparecía. Porque Yo estaba Allí. Donde quería estar. Entre el Frío y el Cielo, sumergida en mi Mar. No… No existía preocupación que pudiese competir con esa maravillosa sensación de Libertad que me recorría la espina dorsal. Los Miedos se convertían en Esperanzas cuando las Luces del Norte me regalaban su Magia. Éramos las Desc